La cara oscura de los juguetes sexuales

El uso continuado de succionadores de clítoris puede alterar la consecución del orgasmo en pareja y puede derivar en anorgasmia

Juguetes sexuales: definitivamente sí, pero como complemento y no como necesidad. En función del buen uso que se haga de ellos, reportará mejores orgasmos o los condicionará como única vía de llegar a ellos

La compra y utilización de juguetes sexuales ha aumentado en cifras desorbitadas en los últimos años. Desde 2020 sus ventas se han incrementado más de 1.300%, debido, en gran medida, al fenómeno satisfyer y otros succionadores de clítoris similares. La aparición de la pandemia y los confinamientos han sido factores que no han hecho más que seguir incrementando esta tendencia.

Las cifras hablan por sí solas, pero, además destaca que, por primera vez, las mujeres representan alrededor del 70% de las personas que compran juguetes sexuales. Así las cosas, la sexóloga y psicóloga clínica Laia Cadens, asesora de la plataforma Gleeden, la primera web europea de encuentros extraconyugales pensada por y para mujeres, alerta ante los posibles efectos del uso continuado de juguetes sexuales.

“Últimamente en consulta son cada vez más frecuentes anorgasmias provocadas por el uso habitual de succionadores de clítoris, que alteran la consecución del orgasmo en pareja”, afirma Cadens. La anorgasmia es una disfunción sexual que incapacita, de manera persistente, la experimentación de un orgasmo, a pesar de tener excitación y deseo sexual. Aunque afecta a ambos sexos, la anorgasmia es más común en las mujeres.

“La intensidad con el que estos aparatos estimulan el clítoris, provoca en la mujer una activación del mecanismo de recompensa más inmediato que el que puede obtener en sus relaciones sexuales. Si de ahí se establece una conducta continuada y recurrente del uso del juguete, cada vez se irá condicionando más”, añade Cadens.

El 95% de los casos de anorgasmia se enmarcan en el ámbito psicológico: ansiedad, depresión o estrés pueden derivar en esta disfunción. La falta de comunicación entre la pareja, o la vergüenza, también son una causa común, ya que pueden desembocar en una inadecuada estimulación sexual. “Por este motivo – recalca Laia Cadens – el tratamiento se tiene que aplicar desde la psicología clínica: todo lo que sugiere la estimulación de los sentidos y el erotismo son buenos acompañantes para tratar la anorgasmia”.

Sea cual sea la causa o la forma de aparición de la anorgasmia, es algo que siempre genera frustración en quien la padece y puede acabar derivando en otras disfunciones sexuales. Por eso es tan importante acudir a un especialista en el momento en que se detecta una posible primera fase.

“En definitiva, los juguetes sexuales tienen que ser un complemento y no una necesidad. En función del buen uso que se haga de ellos, reportará mejores orgasmos o los condicionará como única vía de llegar a ellos”, concluye Cadens.

 

 

 

 

 

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